11 de octubre de 19

 

Escapando Del Enga–o

G‡latas 3:1-29

 

Tenemos a Pablo en este capitulo, y en todo este libro de G‡latas, muy apasionado, por la salud espiritual de los hermanos que Žl mismo ayudaba, pausa, venir a Cristo.

 

Pero ahora, estaban bajo un enga–o peligros de los jud’os, que deseaban sofocar la fe Cristiana, bajo el pacto obsoleto, de MoisŽs.

 

Y vimos desde Hechos, los tŽrminos tan crudos con que la oposici—n, pusieron su ataque.

 

Hechos 15:1    Entonces algunos que ven’an de Judea ense–aban

               a los hermanos: Si no os circuncid‡is conforme

al rito de MoisŽs, no podŽis ser salvos.

 

Los ritos de MoisŽs, que eran en otro tiempo un pacto de la gracia, ya estaban abolidos, pero los jud’os los presentaban como una manera de obtener merito, necesario para la salvaci—n.

 

1) !!Oh g‡latas insensatos! ÀquiŽn os fascin— para no obedecer a la verdad, a vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente entre vosotros como crucificado?

 

Cuando Pablo vino evangelizando, predicaba a Cristo crucificado, como el remedio del pecado.  Y muchos se creyeron, eran bautizados, andaban creciendo en la fe, pero de repente, hab’a un gran enga–o.

 

Vinieron algunos ense–ando que los tŽrminos del pacto con MoisŽs ten’an que estar observados.  Empezaron con la circuncisi—n, pero Pablo sabia que esto solamente seria el principio.

 

En poco tiempo los jud’os entre ellos iban a estar comiendo separados, como ya vimos en el ultimo capitulo.  Y esto porque los jud’os deseaban seguir con las restricciones sobre la comida.

 

Y claro todo esto fue clarificado antes cuando Pedro vio la sabana bajando y el Se–or le mandaba ÒMata y comaÓ.

Y actualmente esto estaba resulto mas temprano en el libro de MarcoÉ

 

Marcos 7:17-19 Cuando se alej— de la multitud y entr— en

casa, le preguntaron sus disc’pulos sobre la par‡bola.

 

El les dijo: ÀTambiŽn vosotros est‡is as’ sin entendimiento? ÀNo entendŽis que todo lo de fuera que entra en el hombre, no le puede contaminar, porque no entra en su coraz—n, sino en el vientre, y sale a la letrina? Esto dec’a, haciendo limpios todos los alimentos.

 

Y claro era absurdo observar las leyes sobre la comida, pero vimos la semana pasada que hasta BernabŽ, un hermano fuerte estaba arrastrado.

 

G‡latas 2:13   Y en su simulaci—n participaban tambiŽn los

otros jud’os, de tal manera que aun BernabŽ fue tambiŽn arrastrado por la hipocres’a de ellos.

 

En otras palabra el enga–o era as’ de poderoso.

 

2) Esto solo quiero saber de vosotros: ÀRecibisteis el Esp’ritu por las obras de la ley, o por el o’r con fe?

 

El tema de gran parte de este libro es sobre los hombres llegando a la fe, a la salvaci—n, por la fe en Cristo Jesœs.

 

El pacto de MoisŽs ya estaba en los escombros, como cuando la cortina del templo se quedaba partida.

 

El pacto con MoisŽs era bueno, servia para su tiempo, pero era solamente all’, esperando la llegada de Cristo.

 

3) ÀTan necios sois? ÀHabiendo comenzado por el Esp’ritu, ahora vais a acabar por la carne?

 

Regresando a las sombras, los tipos, como son llamados en el libro de Hebreos, seria una esclavitud, de la carne.

 

Hebreos 10:1   Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada a–o, hacer perfectos a los que se acercan.

Como era bien dif’cil para los jud’os abandonar a las sombras y los tipos, un libro entero, el de Hebreos, fue dedicado a este asunto.

 

4) ÀTantas cosas habŽis padecido en vano? si es que realmente fue en vano.

 

San Pablo sabia que esto era sumamente peligroso, porque continuando en esto, su fe seria destruida.

 

Es triste ver la manera en que mucho de esto ha entrado en la iglesia cat—lica.

 

ÀPorque tienen sacerdotes?  Esto no est‡ lo que el testamento nuevo ense–a, sino ancianos y di‡conos.  Pero los sacerdotes eran parte del sistema jud’o.

 

ÀPor quŽ un altar y un sacrificio de la misa?  Tampoco est‡ en ninguna parte del nuevo testamento, sino que es un juda’smo.

 

ÀPorque un Papa? pausa  Simplemente porque los jud’os ten’an un sumo sacerdote sobre la iglesia, que para nosotros es Cristo.  (Se lleva La kip‡, una peque–a gorra ritual)

 

Y se pudiera dar muchos ejemplos mas, pero el punto es que el enga–o de los juda’smos siempre est‡ tratando de regresar.

 

5) Aquel, pues, que os suministra el Esp’ritu, y hace maravillas entre vosotros, Àlo hace por las obras de la ley, o por el o’r con fe?

 

En el ultimo capitulo Pablo dijo que estaba desmantelando las leyes de ceremonia y separaci—n, que los jud’os observaban.

 

Ciertamente Žl no estaba llamando por esto, ahora.

 

6) As’ Abraham crey— a Dios, y le fue contado por justicia.

 

Abraham est‡ presentado mucho como el padre de la fe.  Por que se respondi— a la palabra de Dios, y fue contado como justo por esto.

 

7) Sabed, por tanto, que los que son de fe, Žstos son hijos de Abraham.

Los creyentes son los hijos de Abraham, pero no todos lo hijos carnales de Abraham. 

Ismael era su hijo carnal, pero la promesa no fue con Žl sino con Isaac,  y el mismo pas— con Esaœ, no es tŽcnicamente un hijo de promesa.

 

Romanos 9:6-8  No que la palabra de Dios haya fallado; porque

no todos los que descienden de Israel son israelitas, ni por ser descendientes de Abraham, son todos hijos; sino: En Isaac te ser‡ llamada descendencia.

 

Esto es: No los que son hijos segœn la carne son los hijos de Dios, sino que los que son hijos segœn la promesa son contados como descendientes.

 

Y despuŽs se habla de Isaac y Jacob.

 

8) Y la Escritura, previendo que Dios hab’a de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti ser‡n benditas todas las naciones.

 

Abraham escuchaba la buena nueva, el evangelio de Cristo, y creyendo la promesa, estaba contado como justo.

 

Y en aquel momento, el pacto de MoisŽs ni exist’a.

 

9) De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham.

 

Y la fe tiene que estar en Cristo Jesœs, y el valor de su muerte, de otra manera uno no tiene la conexi—n con Abraham.

 

10) Porque todos los que dependen de las obras de la ley est‡n bajo maldici—n, pues escrito est‡: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas.

 

Los que segu’an la ley antes, los que la segu’an mas o menos bien, no estaban files en todo.  Pero la ley exige una perfecci—n total.

 

As’ que aun en el testamento antiguo los que estaban salvados, ten’an su fe en el Cristo que iba a venir, como dice en Isa’as.

 

 

 

Isa’as 53:5    Mas Žl herido fue por nuestras rebeliones,

molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre Žl, y por su llaga fuimos nosotros curados.

 

Isa’as 53:6    Todos nosotros nos descarriamos como ovejas,

               cada cual se apart— por su camino; mas Jehov‡

               carg— en Žl el pecado de todos nosotros.

 

La ley de MoisŽs les ayudaba a ver sus pecados, pero jam‡s fue una manera de salvar se.

 

De una forma u otra, aun en las sombras y en los tipos, se pudieron ver a Cristo.

 

11-12) Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivir‡; y la ley no es de fe, sino que dice: El que hiciere estas cosas vivir‡ por ellas.

 

Aun durante el testamento antiguo, no estaban salvados por seguir la ley, cuantos menos ahora, cuando el pacto de MoisŽs con sus sacrificios y sus restricciones sobre la comida est‡n abolidas.

 

13) Cristo nos redimi— de la maldici—n de la ley, hecho por nosotros maldici—n (porque est‡ escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero,

 

Pablo enfocaba en Cristo, porque el gran enga–o siempre quita a Cristo del centro de todo.  Por esto unos tienen a Mar’a o los santos como los importantes.

 

Otros, se enfocan en los que pasa en el Israel en el medio oriente, donde los jud’os modernos mayormente rechazan a Cristo, y est‡n casi brutales con los que vienen predicando a Cristo en sus calles.

 

Pero para nosotros, Cristo es todo.  ÀAmen?

 

14) para que en Cristo Jesœs la bendici—n de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiŽsemos la promesa del Esp’ritu.

Abraham fue heredero de grandes herencias.  Y la promesa de estas herencias va con los que tienen la fe en Cristo, y no va con los que tratan de copiar los juda’smos, que siempre aparecen.

15-16) Hermanos, hablo en tŽrminos humanos: Un pacto, aunque sea de hombre, una vez ratificado, nadie lo invalida, ni le a–ade.  Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo.

 

Ahora Pablo est‡ comprobando que la ley de MoisŽs, con sus ritos y sus sacrificas, ni exist’a durante la vida de Abraham.

 

Y cuando vino la ley de MoisŽs, esto de ninguna manera pudo acabar con la promesa.

 

Y f’jate como dice que la promesa era no a simientes, como Ismael y Esaœ sino a uno, que es Cristo, y los que son sus seguidores.

 

17) Esto, pues, digo: El pacto previamente ratificado por Dios para con Cristo, la ley que vino cuatrocientos treinta a–os despuŽs, no lo abroga, para invalidar la promesa.

 

ÀQue es el punto?  El pacto de MoisŽs vino, y se fue.  Vino despuŽs del ƒxodo, y se fue con la muerte de Cristo, pero la promesa a Abraham, sobre Cristo, siempre est‡ firme.

 

En otras palabra, hay que confiar en la promesa, y no correr tras los juda’smos que pueden ser la distracci—n de los hermanos.

 

18-19) Porque si la herencia es por la ley, ya no es por la promesa; pero Dios la concedi— a Abraham mediante la promesa.

Entonces, Àpara quŽ sirve la ley? Fue a–adida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por medio de ‡ngeles en mano de un mediador.

 

El pacto con MoisŽs manten’a el pueblo jud’o separado de los dem‡s pueblos.  Como ni–os, se ten’an que estar cuidados.  Pero ahora, nosotros en la madurez tenemos el Esp’ritu Santo, y de gran manera.

 

Y por lo tanto toda comida es limpia para nosotros.

 

Y el poder del Esp’ritu, y su palabra completa, nos gu’a en una separaci—n, para santidad, pero no somos tan separados de que no podemos evangelizar los perdidos.

 

20-21) Y el mediador no lo es de uno solo; pero Dios es uno.

ÀLuego la ley es contraria a las promesas de Dios? En ninguna manera; porque si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley.

 

Ninguna parte de la ley de Dios est‡ en contra de la promesa.  Pero ninguna parte puede salvar te, por tu obediencia imperfecta.

 

Y esto fue el error de los Jud’os, confiar en su propia justicia, por seguir a los preceptos de MoisŽs.

 

El pacto de MoisŽs era un pacto de gracias, antes de la llegada de Cristo, pero despuŽs de Cristo, se intentaban usar ese pacto como una manera de producir merito propio con Dios.

 

Por esto, est‡ atacado en todas partes del nuevo testamento.

 

Hebreos 8:7-9  Porque si aquel primero hubiera sido sin

defecto, ciertamente no se hubiera procurado lugar para el segundo.

 

Porque reprendiŽndolos dice:

               He aqu’ vienen d’as, dice el Se–or,

               En que establecerŽ con la casa de Israel y la

               casa de Jud‡ un nuevo pacto;

 

No como el pacto que hice con sus padres

El d’a que los tomŽ de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto; Porque ellos no permanecieron en mi pacto, Y yo me desentend’ de ellos, dice el Se–or.

 

El pacto fue abandonado, quebrantado, y ahora hay otro pacto en su lugar.  Un nuevo pacto en la Sangre de Cristo Jesœs.

 

Y sea lo que sea la forma de juda’smo que viene, es un enga–o.  Y toca a nosotros escapar de todo enga–o.  ÀAmen?

 

22) Mas la Escritura lo encerr— todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes.

 

Esto, en otras palabras, dice que Cristo es el œnico camino.

Los que aun no tienen a Cristo, aun est‡n bajo la maldici—n de la ley.  Y nosotros que tenemos a Cristo, no necesitamos los juda’smos, para nada.

23-24) Pero antes que viniese la fe, est‡bamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada.  De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuŽsemos justificados por la fe.

 

En el pacto de MoisŽs vieron algo del sacrificio de Cristo, en la sangre de los animales ofrecidos.  Y por esto Juan Bautista pudo decir de CristoÉ

 

Juan 1:29 He aqu’ el Cordero de Dios,

               que quita el pecado del mundo.

 

25-27) Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo, pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesœs; porque todos los que habŽis sido bautizados en Cristo, de Cristo est‡is revestidos.

 

Cristo es nuestra realidad, ya no necesitamos la observaci—n de sombras ni de tipos.  Tenemos el bautismo, y no necesitamos la circuncisi—n, si no sea solamente por razones medicas.

 

Tenemos a Cristo crucificado, y no necesitamos nunca la muerte de animales.

 

Tenemos la libertad, y no necesitamos la esclavitud del enga–o como Pablo dijo en el ultimo capituloÉ

 

G‡latas 2:3-4  Mas ni aun Tito, que estaba conmigo, con todo

y ser griego, fue obligado a circuncidarse; y esto a pesar de los falsos hermanos introducidos a escondidas, que entraban para espiar nuestra libertad que tenemos en Cristo Jesœs, para reducirnos a esclavitud.

 

Esto siempre es el objetivo del enga–o, reducir a los hermanos a la esclavitud.

 

28) Ya no hay jud’o ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay var—n ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesœs.

 

El jud’o no es superior a el Cristiano en la iglesia porque estas distinciones ya no valgan.  El esclavo no era menos que el libre, la mujer no era menos que el hombre.

 

En el pacto viejo, la mujer ni recibi— la se–al del pacto, porque solamente el hombre recib’a la circuncisi—n.  La mujer fue con su padre o con su esposo, en sus relaciones del pacto.

29) Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos segœn la promesa.

 

Esto es la gran conclusi—n.  Los hijos de Abraham somos nosotros.  El jud’o que rechaza a Cristo se termina como Ismael, o como Esaœ.

 

Los que tienen a Cristo, ciertamente son los hijos verdaderos de Abraham, y los que comparten su herencia.

*-------------------------- Conclusi—n ---------------------

Bueno, para cerrar dos puntos de clarificaci—n.  Pablo hablaba en tŽrminos malos de la ley, aqu’.  Pero hablaba de una ley abolida, una ley obsoleta, que se llevaba confiando en el pacto de MoisŽs.

 

Pero Pablo no estaba abandonando toda moralidad, solamente los juda’smos.  Por que el mismo Pablo va a decir mas tarde en la misma cartaÉ

 

G‡latas 5:19-21 Y manifiestas son las obras de la carne,

que son: adulterio, fornicaci—n, inmundicia, lascivia, idolatr’a, hechicer’as, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herej’as,

envidias, homicidios, borracheras, org’as, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredar‡n el reino de Dios.

 

No estaba atacando toda ley, sino la que ya no aplicaba, o la que estaba mal usada.  Dir‡ en 1 Timoteo que la ley es buena si uno la usa correctamente.  Otra cosa, cuando Pablo dijo en vehiculo 27 ÒYa no hay var—n ni mujerÓ, muchos modernos toman esto como permiso para las mujeres a pastorear o a ense–ar, pero tenemos que mirar al mismo Pablo en otro pasaje.

 

1 Timoteo 2:12-14    Porque no permito a la mujer ense–ar, ni

ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio.  Porque Ad‡n fue formado primero, despuŽs Eva; y Ad‡n no fue enga–ado, sino que la mujer, siendo enga–ada, incurri— en transgresi—n.            Vamos a Orar