14
de febrero de 20
Los
Primeros Obreros
Colosenses
4:1-18
En todas estas ep’stolas, hemos recibido las doctrinas sublimas, con
diferentes formas de exhortaci—n, pausa,
pero con este capitulo final, veremos algo de la manera en que los obreros en el primer siglos se
relacionaban, los unos con los otros.
Pasando los siglos, muchos de ellos vienen a nosotros como grandes leyendas,
pero como veremos, ellos tambiŽn eran seres humanos con muchas debilidades,
como nosotros.
1) Amos, haced lo
que es justo y recto con vuestros siervos, sabiendo que tambiŽn vosotros tenŽis
un Amo en los cielos.
Esta exhortaci—n era realmente una continuaci—n del hilo del capitulo
anterior.
Es como una cadena de instrucciones que vienen en una orden divina.
Primero, siempre, es la pareja, que vimos en..
Colosenses 3:18-19 Casadas,
estad sujetas a vuestros
maridos, como conviene en el Se–or. Maridos, amad a vuestras mujeres, y no se‡is ‡speros con
ellas.
El enemigo sabe que si se puede derrumbar la pareja, toda la familia
caer‡ con rapidez. Entonces
siempre estamos llamados a proteger la salud de la pareja, como una relaci—n
gozosa y saludable.
DespuŽs viene los ni–os en el segundo lugar.
Colosenses 3:20-21 Hijos,
obedeced a vuestros padres en
todo, porque esto agrada al Se–or. Padres, no exasperŽis a vuestros hijos, para que no se
desalienten.
Para algunos, la tentaci—n es poner a los hijos en el primer lugar, pausa otros pongan el trabajo antes que
todo, pero las escrituras son claras.
Primero es la pareja, para la salud de la familia, y despuŽs son los
hijos, y finalmente viene el trabajo.
Colosenses 3:22-25 Siervos,
obedeced en todo a vuestros amos
terrenales, no sirviendo al ojo, como
los que quieren agradar a los hombres, sino con coraz—n sincero, temiendo a
Dios.
Y todo lo que hag‡is, hacedlo de
coraz—n, como para el Se–or y no para los hombres;
sabiendo que del Se–or recibirŽis la
recompensa de la herencia, porque a Cristo el Se–or serv’s.
Mas el que hace injusticia, recibir‡
la injusticia que hiciere, porque no hay acepci—n de personas.
Como para casi todos, el trabajo, es gran parte de nuestras, vidas, El
Esp’ritu santo es consistente cuando habla de nuestras obligaciones, en cuando
a nuestros jefes.
Y no cumpliendo todo en el ultimo capitulo, tenemos el vers’culo uno
de hoy.
1) Amos, haced lo
que es justo y recto con vuestros siervos, sabiendo que tambiŽn vosotros tenŽis
un Amo en los cielos.
Es f‡cil, para un jefe brusco, pensar que no tiene que rendir cuentas
a nadie, y por lo tanto puede tratar a la gente como quiere.
Pero aqu’ dice, que aun cuando uno es due–o de esclavos, tiene que
estar justo.
Y tiene algo que ver con este capitulo, porque mas tarde hablaremos
que un esclavo conocido, y tambiŽn su amo que eran el tema de un libro peque–o
del nuevo testamento.
2-4) Perseverad
en la oraci—n, velando en ella con acci—n de gracias; orando tambiŽn al mismo
tiempo por nosotros, para que el Se–or nos abra puerta para la palabra, a fin
de dar a conocer el misterio de Cristo, por el cual tambiŽn estoy preso, para
que lo manifieste como debo hablar.
Los hermanos del primer siglo, estaban acostumbrados a la vida severa,
con hasta aficiones constantes. La
vida Cristiana para ellos no era una cosa f‡cil, ni tampoco era siempre algo
c—modo. Siempre se pidieron la
oraci—n, porque siempre estaban bajo ataques.
Pablo, lejos de quejar se de su condici—n en la prisi—n por predicar,
pide oraci—n por la oportunidad de predicar mas.
Lo importante no era su comodidad personal, sino el progreso del evangelio. A esto se dedicaba todo.
Y es excelente que nosotros tenemos en nuestra iglesia reuniones de
oraci—n, porque aunque algunos hermanos tienen la disciplina de orar con
perseverancia, otros pueden concentrar mejor en un grupo.
Yo personalmente tengo que escribir una lista de la gente por los
cuales estoy orando, o seguramente olvidarŽ a alguien, o algo importante, mi
mente vagando a otras cosas.
Oramos, porque el estado de nuestros almas, puede estar bajo el
peligro de diferentes formas de ataques, que pueden desviar nos de la obra.
5) Andad
sabiamente para con los de afuera, redimiendo el tiempo.
No solamente lo que hablamos es importante para evangelizar, sino que
todo lo que hacemos, es una forma de evangelismo.
Hay muchos que van a observar tu vida, mas que se van a escuchar tus
palabras.
Juan Calvino, sobre este texto hizo una aplicaci—n curiosa de una ley
antigua.
Lev’tico 19:14 No maldecir‡s al
sordo, y delante del ciego no
pondr‡s tropiezo, sino que tendr‡s
temor de tu Dios. Yo Jehov‡.
Era ilegal, era una barbaridad, poner un tropiezo en frente de uno que
estaba ciego, y si tu tienes alguien en tu familia, en tu trabajo, entre tus
conocidos que no es hermano de la fe, y si tu comportamiento no es digno de tu
profesi—n de la fe, ser‡ como poner un tropiezo en frente de un ciego.
5) Andad
sabiamente para con los de afuera, redimiendo el tiempo.
Tuvimos algo semejante en el libro de Efesios.
Efesios 5:15-16 Mirad, pues, con
diligencia c—mo andŽis,
no como necios sino como sabios,
aprovechando bien el tiempo, porque los d’as son malos.
Cada d’a hay oportunidades de hacer algo. Si no estamos orando podemos llevar siempre unos folletos
para pasar a personas durante el d’a, o hasta dejar los. Si son muy baratos, yo los he dejado en
ba–os, o hasta en la gasolinera.
Pero cada d’a te puedes hacer algo para intentar avanzar el reino de
Dios. Cada d’a hay oportunidades
de aprovechar el tiempo.
Y por esto oramos, que Dios nos ayude a ver las oportunidades que
tenemos por delante, y para aprovechar de ellas.
6) Sea vuestra
palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sep‡is c—mo debŽis
responder a cada uno.
Hasta por nuestra manera de responder a otros podemos orar, y tener
cuidado.
Y despuŽs de exhortar nos a esto, ahora San Pablo va a dar nos un
ejemplo de la manera de hablar bien con otros hermanos y de otros hermanos.
Y en todo esto podemos ver algo de las relaciones entre los primeros obreros de la fe.
7) Todo lo que a
m’ se refiere, os lo har‡ saber T’quico, amado hermano y fiel ministro y
consiervo en el Se–or,
Pablo hablaba muy bien de sus consiervos, los que trabajaban con Žl,
siempre y cuando era la verdad.
Y era muy importante para Pablo que las iglesias sean enteradas de lo
que estaba pasando entre otros hermanos.
Las iglesias no eran en una competencia con otras, tratando que crecer
mas r‡pidamente, o estar mas formidables, sino que en amor, se vieron todas
como parte del mismo equipo ganador.
Y cuando eran bien informados, se pudieron orar, los unos por los
otros, sobre las necesidades apremiantes.
Jam‡s se sent’an solos, porque sab’an que otros estaban orando por
ellos.
7-9) Todo lo que
a m’ se refiere, os lo har‡ saber T’quico, amado hermano y fiel ministro y consiervo
en el Se–or, el cual he enviado a vosotros para esto mismo, para que conozca lo
que a vosotros se refiere, y conforte vuestros corazones,
con OnŽsimo,
amado y fiel hermano, que es uno de vosotros. Todo lo que ac‡ pasa, os lo har‡n
saber.
Este OnŽsimo, era un esclavo que escap—. Pero ahora, como tanto el esclavo como el amo eran dos
hermanos en la fe, Pablo escrib’a otro libro peque–o, con el nombre Filem—n,
que trataba de reconciliar los.
Filem—n 15-21 Porque quiz‡
para esto se apart— de ti por
algśn tiempo, para que le recibieses
para siempre; no ya como esclavo, sino como m‡s que esclavo, como hermano
amado, mayormente para m’, pero cu‡nto m‡s para ti, tanto en la carne como en
el Se–or.
As’ que, si me tienes por compa–ero,
rec’bele como a m’ mismo.
Y si en algo te da–—, o te debe, ponlo
a mi cuenta. Yo Pablo lo escribo
de mi mano, yo lo pagarŽ; por no decirte que aun tś mismo te me debes tambiŽn.
S’, hermano, tenga yo algśn provecho
de ti en el Se–or; conforta mi coraz—n en el Se–or.
Te he escrito confiando en tu
obediencia, sabiendo que har‡s aun m‡s de lo que te digo.
Y as’ podemos ver, la manera en que se trataban en amor, intentando
restaurar de los resentimientos antiguos.
Es un buen ejemplo de c—mo era entre los primeros obreros de la fe.
10) Aristarco, mi
compa–ero de prisiones, os saluda, y Marcos el sobrino de BernabŽ, acerca del
cual habŽis recibido mandamientos; si fuere a vosotros, recibidle;
Esto representa otra reconciliaci—n en amor. Pablo tenia problemas con ese Marcos antes, porque cuando
era mas joven, se abandonaba una misi—n, mostrando gran irresponsabilidad.
DespuŽs Pablo no deseaba llevar lo consigo, y se ca’a en un fuerte
desacuerdo con el hermano BernabŽ.
Hechos 15:36-40 DespuŽs de
algunos d’as, Pablo dijo a
BernabŽ: Volvamos a visitar a los
hermanos en todas las ciudades en que hemos anunciado la palabra del Se–or,
para ver c—mo est‡n.
Y BernabŽ quer’a que llevasen consigo
a Juan, el que ten’a por sobrenombre Marcos; pero a Pablo no le parec’a bien
llevar consigo al que se hab’a apartado de ellos desde Panfilia, y no hab’a ido
con ellos a la obra.
Y hubo tal desacuerdo entre ellos, que
se separaron el uno del otro; BernabŽ, tomando a Marcos, naveg— a Chipre, y
Pablo, escogiendo a Silas, sali— encomendado por los hermanos a la gracia del
Se–or.
Por esto digo hermanos, que los
primeros obreros eran seres humanos.
Ha veces se faltaban la paciencia los unos con los otros. Como hemos visto en G‡latas, hab’a hasta
un conflicto publico entre Pablo y Pedro.
G‡latas 2:11-14 Pero cuando Pedro
vino a Antioqu’a, le
resist’ cara a cara, porque era de
condenar.
Pues antes que viniesen algunos de
parte de Jacobo, com’a con los gentiles; pero despuŽs que vinieron, se retra’a
y se apartaba, porque ten’a miedo de los de la circuncisi—n.
Y en su simulaci—n participaban
tambiŽn los otros jud’os, de tal manera que aun BernabŽ fue tambiŽn arrastrado
por la hipocres’a de ellos.
Pero cuando vi que no andaban
rectamente conforme a la verdad del evangelio, dije a Pedro delante de todos:
Si tś, siendo jud’o, vives como los gentiles y no como jud’o, Ŕpor quŽ obligas
a los gentiles a judaizar?
Pablo tenia que hacer esto pśblicamente, aunque era algo vergonzoso
para Pedro. Pero mas tarde Pedro
hablaba bien de Pablo, reconociendo que Pablo entend’a mas que todos, los
impactos de las doctrinas profundas.
2 Pedro 3:15-16 Y tened entendido
que la paciencia de
nuestro Se–or es para salvaci—n; como
tambiŽn nuestro amado hermano Pablo, segśn la sabidur’a que le ha sido dada, os
ha escrito, casi en todas sus ep’stolas, hablando en ellas de estas cosas;
entre las cuales hay algunas dif’ciles de entender, las cuales los indoctos e
inconstantes tuercen, como tambiŽn las otras Escrituras, para su propia
perdici—n.
Y as’ era hermanos.
Luchando por el reino, y protegiendo a las iglesias, aun los ap—stoles
ten’an sus choques, pero en tiempo, siempre se reconciliaron. As’ eran los primeros obreros en la iglesia del Nuevo Testamento..
Continuando con los saludos.
11) y Jesśs,
llamado Justo; que son los śnicos de la circuncisi—n que me ayudan en el reino
de Dios, y han sido para m’ un consuelo.
La gran mayor’a de los Jud’os luchaban en contra del Pablo. Pero
hab’an siempre algunos que sab’an de la verdad de Cristo.
12) Os saluda
Epafras, el cual es uno de vosotros, siervo de Cristo, siempre rogando
encarecidamente por vosotros en sus oraciones, para que estŽis firmes,
perfectos y completos en todo lo que Dios quiere.
Este hermano era el ministro de la iglesia en Colosas. Pero entendiendo los ataques sutiles
que estaban llegando a su congregaci—n, se sent’a la necesidad de buscar la
ayuda de Pablo.
Pero veremos que los ataque eran verdaderos y no era para menos. Esta iglesia como la en Laodicea,
estaba sufriendo enga–os sutiles que trataban de torcer y distorsionar la sana
doctrina. Y sabemos que la ca’da
de la iglesia en Laodicea era grande.
13) Porque de Žl
doy testimonio de que tiene gran solicitud por vosotros, y por los que est‡n en
Laodicea, y los que est‡n en Hier‡polis.
Pablo hablaba bien, de sus compa–eros, siempre y cuando era la verdad.
14) Os saluda
Lucas el mŽdico amado, y Demas.
Esta es otra historia de los
primeros obreros.
Lucas era el autor no solamente del Evangelio de San Lucas sino que
tambiŽn de todo el libro de Hechos.
Pablo y Lucas se viajaban juntos mucho, porque los dos eran
intelectuales, y se hablaban de asuntos profundos.
Y este es unos de los lugares en que te puedes ver a Demas, trabajando
en el ministerio.
Pero los ataques siempre siendo fuetes, y las oraciones a veces pocas,
este hermano aparentemente abandonaba la fe.
2 Timoteo 4:10 Porque Demas me ha
desamparado, amando este
mundo, y se ha ido a Tesal—nica.
Crescente fue a Galacia, y Tito a Dalmacia.
Una cosa es abandonar a los hermanos en la lucha, pero cuando es por
el amor del mundo, es grave. Pero
hermanos, estas cosas pasan, y son tristes.
Pero por esto siempre mantenemos listas de nombres de hombres, de
familias, de j—venes por los cuales oramos, regularmente.
15) Saludad a los
hermanos que est‡n en Laodicea, y a Ninfas y a la iglesia que est‡ en su casa.
Algunas iglesias cuando eran peque–as se reun’an en casas, y esto no
tiene nada de malo.
La iglesia de Laodicea estaba menciona varias veces en este libro,
pero desafortunadamente, pasando el tiempo, y todos pensando en otras cosas, y
la comunicaci—n y las oraciones faltando, los errores entraron, y dejaron la
gran iglesia de
Laodicea, tibia y casi repugnante a Cristo.
Apocalipsis 3:14-20 Y
escribe al ‡ngel de la iglesia en
Laodicea: He aqu’ el AmŽn, el testigo
fiel y verdadero, el principio de la creaci—n de Dios, dice esto: Yo conozco
tus obras, que ni eres fr’o ni caliente. !!Ojal‡ fueses fr’o o caliente!
Pero por cuanto eres tibio, y no fr’o
ni caliente, te vomitarŽ de mi boca.
Porque tś dices: Yo soy rico, y me he
enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tś eres un
desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo.
Por tanto, yo te aconsejo que de m’
compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para
vestirte, y que no se descubra la vergźenza de tu desnudez; y unge tus ojos con
colirio, para que veas.
Yo reprendo y castigo a todos los que
amo; sŽ, pues, celoso, y arrepiŽntete.
He aqu’, yo estoy a la puerta y llamo;
si alguno oye mi voz y abre la puerta, entrarŽ a Žl, y cenarŽ con Žl, y Žl
conmigo.
Tan grave era la situaci—n que Cristo mismo tenia que mandar las
amonestaciones. Porque bajo la
influencia de las doctrinas distorsionadas, la iglesia ni pudo entender su
peligro.
16) Cuando esta
carta haya sido le’da entre vosotros, haced que tambiŽn se lea en la iglesia de
los laodicenses, y que la de Laodicea la le‡is tambiŽn vosotros.
Pablo evidentemente vio los problemas llegando, aun atrapado en la
c‡rcel.
17) Decid a
Arquipo: Mira que cumplas el ministerio que recibiste en el Se–or.
Esto es otro problema que puede aparecer. Ha veces hay ministros bien pagados, en iglesias bien establecidas,
pero sus intereses poco a poco van a los deportes, o al pescar o el cazar, o a
diferentes distracciones, y se descuidan de su llamamiento principal.
Y Pablo, como buen l’der
pero firme, reprend’a a ese hermano, pśblicamente, y en las escritura era una correcci—n
eterna. Ojala se recapacitaba.
18) La salutaci—n
de mi propia mano, de Pablo. Acordaos de mis prisiones. La gracia sea con
vosotros. AmŽn.
Pablo no ped’a mucho para si mismo. Pero aqu’ terminado deseaba oraci—n por su animo.
Pablo entend’a la soberan’a de Dios, que no era un accidente el hecho
de que estaba en la c‡rcel, por predicar, que era su obligaci—n, pero el
desanimo puede pegar a quien sea, y por esto deseaba las oraciones de todos.
Como dijo enÉ
1 Tesalonicenses 5:25 Hermanos, orad por nosotros.
========================= Conclusi—n ======================
Bueno, hemos visto en este capitulo final que los primeros obreros en el primer siglo eran seres humanos como tu,
y como yo. Ten’an sus
imperfecciones, pero eran firmes en la batalla.
Los hermanos necesitaban la gu’a de los grandes lideres, pero los
lideres tambiŽn necesitaban la ayuda, y las oraciones de los hermanos. Se vea esto en el primer capitulo de
Romanos con que vamos a cerrar.
Romanos 1:8-12 Primeramente doy
gracias a mi Dios mediante
Jesucristo con respecto a todos
vosotros, de que vuestra fe se divulga por todo el mundo.
Porque testigo me es Dios, a quien
sirvo en mi esp’ritu en el evangelio de su Hijo, de que sin cesar hago menci—n
de vosotros siempre en mis oraciones,
Esta era otra iglesia que San Pablo jam‡s ha visitado, pero ellos estaban
en sus oraciones constantemente.
10 rogando que de alguna manera tenga
al fin, por la voluntad de Dios, un pr—spero viaje para ir a vosotros.
11 Porque deseo veros, para
comunicaros algśn don espiritual, a fin de que se‡is confirmados; esto es, para
ser mutuamente confortados por la fe
que nos es comśn a vosotros y a m’.
Llegando finalmente a ellos, Pablo iba a fortalecer a ellos, y viendo
el Esp’ritu Santo obrando mas y mas en ellos, Pablo estar’a fortalecido
tambiŽn.
Es que serian mutuamente confortados, comprobando otra vez, que cada
hermano, cada hermana, cada joven y cada ni–o en el reino de Dios es sumamente
importante, y debe estar bajo el cuidado de todos.
Y si tu hermano, hermana deseas vivir as’, vigilando sobre lo que es
importante, la iglesia de Cristo Jesśs, y no estar siempre distra’do por las
vanidades de este mundo, puedes pasar en unos momentos y oraremos para ti.
Vamos a Orar